jueves, 29 de abril de 2010

Outlander llegó para quedarse

Por el reconocido diario Expansión.


La marca de los tres diamantes potencia una de sus joyas, el Outlander, su todocamino mediano, con la introducción del motor diésel 2.2 de 156 caballos, asociados a un cambio automático secuencial. Esta solución mecánica mejora sus prestaciones en ciudad y campo, sin pasar cada poco por el surtidor.

Esta combinación está disponible desde 32.850 euros con el acabado Motion, el intermedio de la gama. Si se pagan 2.000 euros más lo tendrán con la terminación superior, denominada Kaiteki. Con el acabado Motion, resulta 1.000 euros más barato que el VW Tiguan Country, y cuenta con más equipamiento incluido el cambio automático. El Qashqai+2 se queda en 30.800 euros, con parecidas opciones de equipamiento. Sin embargo, el cambio del Nissan resulta menos preciso y más perezoso que el del Mitsubishi. Otro modelo con el que se puede comparar, es el Land Rover Freelander, que con el cambio automático, parte de 31.777 euros.

El Outlander comparte numerosos elementos mecánicos con sus dos hermanastros, el Citroën C-Crosser y el Peugeot 5008. Entre ellos, la elección será cuestión de gusto por la marca o el precio, ya que los dos franceses son unos 2.000 euros más baratos.

Sirva esta pequeña muestra para ver lo competido de este segmento, sin olvidar el Ford Kuga, el Renault Koleos,…. Muestra en la que el ganador es siempre el cliente, aunque lo cierto es que en el segmento denominado SUV medianos caben muchas cosas, ya que el Outlander es el de más longitud de los mencionados con 4,65 metros.

Comparaciones aparte, Mitsubishi actualiza este todocamino con un frontal más agresivo, que redunda en la imagen de marca de otros modelos como el Colt y el Lancer. Este es el detalle estético que más cambia en el exterior, mientras que en el interior, para el conductor lo más destacable es el nuevo display donde se muestra la información del ordenador de abordo, situado entre el velocímetro y el cuentarrevoluciones.
Posición de conducción
La posición de conducción es la misma. Es cómoda y cuenta con un buen acceso. Los asientos son envolventes y con una sujeción lateral suficiente. En nuestra versión se regulaban en altura, lo que facilita una mejor visión del umbral del capó a la hora de medir las distancias.

Todos los elementos están al alcance y se utilizan de forma intuitiva. El botón peor situado es de la información del ordenador de abordo, situado detrás de la leva izquierda del cambio y de difícil visión. El volante multifunción con el control de velocidad de crucero en el lado derecho y con los mandos de la radio en el lado izquierdo, solo se regula en altura y no en profundidad.

En el vano inferior izquierdo, también podemos encontrar los mandos del manos libres del teléfono móvil, que se vincula a través de reconocimiento vocal.

La visibilidad delantera es más que suficiente mientras que la trasera dependerá de si necesitamos utilizar la tercera fila de asientos. Si está incorporada con los reposacabezas levantados, es necesario utilizar los espejos retrovisores exteriores.

En este caso, se echa en falta un espejo de cortesía para vigilar las plazas traseras, como portan muchos monovolúmenes, que podría ir situado en el hueco portagafas situado detrás de las luces interiores delanteras.



Plazas traseras
Las plazas traseras están divididas en dos a modo 60/40. De las tres, las dos exteriores son las más confortables, mientras que la central resulta más incómoda a la hora de realizar un viaje largo. El respaldo de esta última plaza se puede utilizar de apoyabrazos y cuenta con soporte para dos bebidas.
Las dos banquetas de la segunda fila se pueden deslizar longitudinalmente para ganar espacio o bien para los ocupantes, o bien para los de la tercera fila o para la carga.

Desde esta fila intermedia se accede a los dos asientos de la última fila. El acceso no resulta un trauma para personas sin complicaciones físicas. Con una sola pestaña, la banqueta de la fila central baja el respaldo y apoya la banqueta sobre el asiento delantero. El espacio de las dos banquetas traseras es apto para dos niños de media altura. El montaje de las dos banquetas traseras es muy sencillo. A través de dos cintas, se montan sin problema, del mismo modo que se escamotean en el suelo del maletero.

Maletero
La capacidad del maletero, dada la funcionalidad de las plazas traseras, dependerá del número de viajeros en cada momento. Si sólo viajan dos personas y las banquetas intermedias están echadas hacia delante, el Outlander alcanza los 774 litros de capacidad. Ésta se reduce al transporte cuatro trolleys pequeños, si transportamos a siete ocupantes.

El acceso de la carga es sencillo gracias a que el portón trasero está dividido en dos. La parte inferior puede soportar una carga de 200 kilos.

Mecánica perfecta para este modelo
La versión probada incorpora un motor diésel de 2.2 litros de 156 caballos asociados a una caja de cambios secuencial de doble embrague de seis velocidades; fruto de la colaboración entre las empresas de la alianza PSA (Peugeot y Citroën) y Mitsubishi.

Esta combinación mecánica mejora las prestaciones del Outlander tanto en campo como en carretera. Si bien la opción del motor de 140 caballos para el tránsito por asfalto es más que suficiente, si se realizan muchos kilómetros off road, la mejor elección es la del de 156 caballos.

Este motor es más silencioso y menos estridente que la de 140 caballos. La respuesta al acelerador es lineal y desde bajas revoluciones contamos con la fuerza necesaria. En carretera lenta y virada, si ponemos el cambio en la posición secuencial o accionamos las levas, el Outlander pasa sin excesiva dificultad para un vehículo de estas características. Si bien no es tan dinámico como un BMW X3, a su favor hay que decir que la cabina no balancea demasiado y que la suspensión absorbe los baches, evitando molestias para los ocupantes.

Este balanceo se aprecia más a la hora de adelantar de forma brusca. Este pequeño sobresalto, se solventa con una dirección precisa que no pierde la trayectoria y con la sobrada potencia del vehículo.

Los consumos nos sorprendieron gratamente. Durante la prueba realizamos 870 kilómetros. En tramo urbano, siempre en modo automático y con tracción trasera, el consumo medio fue de 10,8 litros en los 170 kilómetros recorridos.

En carretera convencional y de montaña (220 kilómetros) a una media de 68 km/h, con adelantamientos y uso del cambio secuencial en el modo Sport, la aguja marcó una media de 9,7 litros.

A modo de ejemplo, para constatar el consumo a bajas revoluciones, realizamos un anillo completo a la M-30 madrileña a una media de 78 km/h. El Outlander necesitó 6,6 litros de combustible.

Por último, en 400 kilómetros por los que transitamos por autovía, a una media de 123 km/h, el consumo se cifró en 8,7 litros. Todos los tramos, salvo el de la M-30, el vehículo iba con cuatro ocupantes adultos y el maletero lleno hasta la bandeja.

Fuera del asfalto
Esta mejora de las prestaciones en asfalto no significa una pérdida de agilidad en el campo. El sistema de tracción cuenta con tres posiciones 2Wd (tracción trasera) 4WD (tracción integral) y Lock (bloqueo de diferencial). Se acciona desde una rueda situada detrás de la palanca de cambios y es totalmente automática. Para pasar de 2WD a 4WD no hace falta detener el vehículo. La opción Lock sólo sirve a baja velocidad.

Para circular por pistas, con la posición 4WD es más que suficiente para este Outlander y, bastante cómodo para sus ocupantes. Si necesitamos atravesar desniveles o superar obstáculos de tamaño medio, contamos con la función Lock para mejorar la adherencia. Con esta función, el cambio automático y la ayuda del asistente para arranque en pendientes, el Outlander es capaz de subir por una pendiente con gran volumen de barro sin rechistar.




Equipamiento y conclusión
El Outlander cuenta con un equipamiento abundante. Sirva como ejemplo que, desde el acabado Motion, se incorporan los faros bi-xenon y las luces direccionales, el climatizador dual, la tercera fila de asientos y todos los elementos de seguridad.
Para concluir, la combinación mecánica introducida por Mitsubishi en este modelo nos parece acertada. Es un vehículo muy versátil que se maneja con facilidad a pesar de sus dimensiones. Para aparcar en sitios reducidos, contamos con el sensor de aparcamiento de serie, lo que nos hace más llevadero el día a día. El cambio es muy preciso y el confort de marcha ha mejorado mucho. La relación calidad precio está ajustada y los consumos son contenidos.

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