miércoles, 12 de mayo de 2010

Historia de Chrysler



Chrysler nació en 1924 en el vestíbulo de un hotel. Su impulsor, Walter P. Chrysler, logro fabricar su propio automóvil, pero, al serle negada su presencia en el Salón del Automóvil de Nueva York, estaciono su Chrysler 70 en el hall del hotel Commodore, donde se alojaban la mayoría de los hombres de negocios asistentes a la muestra. Los pedidos recibidos le permitieron iniciar la producción en las fabricas Maxwell, empresa de la que Chrysler era el director, sin embargo, no podía atender todas las peticiones y acabo comprando la firma de los hermanos Dodge, a la que mantuvo, junto con la propia Maxwell y las recién creadas Plymouth, De Soto e Imperial, dentro del grupo Chrysler.



1924


Chrysler, que nació como grupo en 1928, paso su peor momento financiero a principios de los años ochenta. Para sobrevivir se vio obligado a vender sus filiales europeas (Simca y Talbot) al grupo Peugeot y a recurrir a una ayuda del gobierno estadounidense.



1930

El éxito de la Serie K (modelos producidos a principios de los años ochenta), la alianza con Mitsubishi para fabricar sus vehículos en Estados Unidos y la gestión de Lee Lecocca salvaron a la firma, que paso de vendedora a compradora: se hizo con American Motors y su filial Jeep, adquiridas a Renault a mediados de los años ochenta, y creo la hoy desaparecida Eagle. Desde entonces, la marca no ha dejado de crecer hasta colocarse muy cerca de los dos grandes colosos norteamericanos, General Motors y Ford.


1940

Chrysler destaco siempre por sus aportaciones tecnológicas y su originalidad estilística, y alterno sonoros fracasos, como la del aerodinámico Airflow de 1934, con grandes éxitos de ventas, tanto antes como después de la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Más dificultades tuvo la marca para salir de la gran crisis de finales de los años setenta, en la que estuvo muy cerca de la quiebra. Solo la mano firme de su presidente, Lee Lacocca, y una ayuda a tiempo de la administración estadounidense permitieron salvar la empresa, que reoriento su producción hacia automóviles más pequeños y accesibles.

1950
Chrysler estableció una nueva política de alianzas comerciales y consiguió, no solo a obtener beneficios en tiempo récord, sino incluso devolver antes del plazo el préstamo del gobierno. En el camino se quedaron Imperial y De Soto, marcas de lujo que no consiguieron sobreponerse a los vaivenes financieros.



2000
La Chrysler de mediados de los años noventa, dirigida por Bob Eaton, era una empresa sólida, saneada y dinámica, el socio ideal para otro gigante del automóvil, Daimler-Benz, que firmo con ella, en 1998, la mas espectacular de las ultimas grandes fusiones de la industria automotriz, la fusión no terminó siendo positiva para ninguna de las dos empresas y Chrysler optó por separarse y pasar a manos de grupo Cerberus quien posteriormente la vendería al Grupo italiano Fiat.


2010

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